La extensa franja costera local tiene para ofrecer rincones aptos
para todos los gustos, incluso para aquellos amantes del descanso y la
tranquilidad que buscan alejarse del ruido de los paradores céntricos de
Las Grutas.
Es el caso de las playas de Las Conchillas, ubicadas a
60 km del balneario grutense, que extienden su oferta de naturaleza en
estado puro poco antes de ingresar al casco urbano de la villa
portuaria.
Aunque son muchos los que desde hace tiempo
directamente se alojan en el Puerto para pasar su estadía visitando esas
costas, no son pocos los que por estos días, obligados por la ocupación
plena que está registrando Las Grutas, optaron por buscar alojamiento
allí y descubrieron un paisaje distinto y asombroso.
"En el Puerto
SAE, que posee menor oferta en cuanto a plazas, a esta altura está todo
cubierto, y esta ocurriendo lo mismo con San Antonio Oeste. La
situación va fluctuando pero lo que recomendamos es que los turistas
arriben con reservas, para evitar inconvenientes" manifestó ayer Carlos
Lambertucci, director de turismo local.
En este marco, los que
obligados por la situación tuvieron que recalar en SAE para alojarse, o
aquellos que quieran conocer un lugar distinto para disfrutar de una o
varias jornadas, no se arrepentirán y quedarán cautivos de una postal
incomparable.
Ocurre que en estas playas el dorado de la arena es
reemplazado por el blanco que aportan miles de conchillas de moluscos
bivalvos, qué, a través del tiempo, erosionadas por la acción del sol y
el viento conformaron un lecho blanco que se extiende cubriendo por
completo la costa.
De esta manera el azul profundo del agua parece
intensificarse ante tanta blancura, que sólo interrumpe la presencia de
algunas sombrillas, qué, como coloridos manchones, salpican aquí y allá
la nívea imagen que transmite la playa.
El silencio, uno de los
bienes más preciados para algunos que asocian las vacaciones con el
absoluto relax, se despliega sin interrupciones en este balneario.
Debido
a esto, escuchar el sonido que produce el mar al impactar sobre las
conchillas de la costa, que resuenan como miles de cristales
rompiéndose, es una de las delicias que invitan a los visitantes a
dejarse llevar por la calma, y entregarse al disfrute de la naturaleza.
Por
otra parte un parador ofrece todos los servicios necesarios para
garantizar una amena estadía al aire libre, y además posibilita que los
amantes de los pescados y mariscos locales puedan darse el gusto de
disfrutar de un excelente menú.
La oferta gastronómica se
intensifica además en el casco urbano de la villa portuaria, dónde
varios restó centran sus especialidades en los sabores que aporta la
riqueza del golfo San Matías.
Rio Negro